|  En su obra “El 18 Brumario de Luís Bonaparte”, Marx utiliza una ingeniosa metáfora de un enfermo mental para describir la manera de pensar del pueblo francés entre 1848 y 1851. Comenta críticamente que en aquellos años la gente se había transportado a una época abolida, ya pasada: vivía en los tiempos de la revolución francesa. Textualmente dice:
“La nación se comporta como aquel inglés loco de Bedlam que creía vivir en la época de los faraones y se lamentaba diariamente de las duras faenas que tenía que ejecutar como cavador de oro en las minas de Etiopía”. (El hospital londinense de Bedlam, fundado en 1.247, fue el primer manicomio del mundo).
Traemos a colación el metafórico párrafo por la semejanza que encontramos con el trágico presente de Venezuela, donde el presidente y todos sus funcionarios anuncian la construcción del socialismo comunal en el país: “Comunas o nada” fue la frase utilizada por el Presidente Chávez.
Las comunas maoístas resucitan en Venezuela Como a la palabra comuna se le dan tantos significados, ¿habrá alguna forma de saber cuál de ellas es el que tiene en mente el Presidente? Claro que sí. La respuesta creemos encontrarla en la página 6 de su Discurso en el Foro Social Mundial de Porto Alegre realizado el 30 de enero de 2005, en el cual afirmó: “Yo soy maoísta, desde muchacho, desde que entré a la Academia Militar comencé a leer a Mao Tse Tung”[1]. Entonces, viajemos al pasado para conocer la fuente de inspiración del socialismo comunal, también llamado socialismo del siglo XXI, que propone el Presidente Chávez para el porvenir de Venezuela.
La fuente no es otra que la Resolución sobre las Comunas impuesta por Mao en el VIII Comité Central del Partido Comunista Chino realizado del 17 al 30 de agosto de 1958. Dada su innegable importancia, citamos una parte del contenido de la Resolución:
“Las comunas populares constituyen la mejor manera de establecer el socialismo y de pasar al comunismo.
Ellas pueden realizar cosas imposibles para las cooperativas: grandes proyectos hidráulicos, fábricas, carreteras, construcción de casas, escuelas y se ocupan de asuntos económicos, políticos y militares.
Eliminan lo que resta de propiedad privada de los medios de producción: en muchas partes, las parcelas de tierra, el ganado y las huertas han sido transferidos a las Comunas.
Después, cuando la producción socialista haya aumentado, y la conciencia, educación y moral socialista se hayan elevado más; se desvanecerán las diferencias entre obreros y campesinos, entre regiones urbanas y rurales, entre trabajadores manuales e intelectuales. Sólo entonces la sociedad china habrá entrado en el comunismo.
Las milicias populares son obligatorias para todos. Las viejas formas administrativas municipales, son absorbidas por la nueva estructura de las Comunas. Las nuevas bases de la organización de la Comuna son el Congreso Popular de la Comuna fusionada con el Congreso del Partido Comunista.
La estructura de las Comunas es por lo tanto colectivista: propiedad colectiva, trabajo colectivo y vida colectiva”.
Deng Xiao Ping eliminó las Comunas de Mao Mao agrupó en 26.000 Comunas al 100% de la población rural china. Estas improductivas Comunas fueron las causantes de las hambrunas en las que murieron millones de personas a comienzos de los 60 del siglo pasado. Por tal razón, el pragmático Deng Xiao Ping decidió eliminarlas cuando ascendió al poder en el XI Congreso del PCCh realizado en diciembre de 1978. En éste, de igual manera se puso fin a la lucha de clases y al Culto a la Personalidad que hacía de Mao la fuente de la verdad.
Acaba de concluir el XVIII Congreso del PCCh. Son 34 años los que lo separan de aquel histórico Congreso de 1978 que enrumbó a China hacia el importante sitial que hoy ocupa en la economía global. En todo ese tiempo, a nadie se le ha ocurrido proponer el pasado, las Comunas, para el futuro de China. Quién lo hiciese, seguramente sería considerarlo un “chino loco” que habría que recluir en Bedlam. |
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