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Caracas / Venezuela - Martes 18 de Septiembre de 2012  
 
    La Política como resentimiento
    Ángel Lombardi* / Soberania.org - 22/02/11
     
 
"En su forma extrema, el resentimiento transforma el odio en la negación de los valores vigentes y en la postulación de un sistema de valores contrarios... las personas y los grupos que representan valores, adquieren una significación negativa, mientras que los humillados y ofendidos son realzados”.
 
     
Cuando un gobernante predica el odio y la muerte como política y como método la venganza e injusticia, sin lugar a dudas es un desquiciado.
     
El resentimiento: “sentimiento penoso y contenido del que se cree maltratado, acompañado de enemistad u hostilidad hacia los que cree culpable de maltrato” (María Moliner, citada por R. Combellas).

En la medida que profundizamos en el conocimiento histórico nos damos cuenta como la locura, neurosis, psicosis, sociopatías y en general, todas las patologías están presentes en la política y en los procesos históricos, de hecho, el poder y la búsqueda del mismo terminan siendo una enfermedad, de allí el alegato iluso de Confucio y Platón a favor del gobernante-filósofo.

Cuando un gobernante predica el odio y la muerte como política y como método la venganza e injusticia,
sin lugar a dudas es un desquiciado. Las motivaciones hay que buscarlas más que en las circunstancias, en el propio personaje, y uno de los rasgos que casi siempre está presente, es el resentimiento. Al respecto han reflexionado y escrito autores fundamentales como Frederik Nietszche y el propio Freud y toda la literatura psicoanalítica y psiquiátrica.

Igualmente Max Scheler citado por Manuel García Pelayo, en su trabajo: “Notas sobre el resentimiento” a su vez citado por R. Combellas. Dice el autor alemán: “El resentimiento consiste en un odio impotente hacia aquello que se admira o estima, pero que no se puede ser o no se puede poseer. Se estiman ciertos valores, pero se odia a quienes lo poseen o a los valores mismos, en razón de que no se tienen. En su forma extrema, el resentimiento transforma el odio en la negación de los valores vigentes y en la postulación de un sistema de valores contrarios... las personas y los grupos que representan valores, adquieren una significación negativa, mientras que los humillados y ofendidos son realzados”.

El resentimiento, es frecuente y está presente en todas las sociedades pero es particularmente visible en aquellas atrasadas y desiguales en donde la injusticia cotidiana y la orfandad psíquica y afectiva es una característica dominante de la dinámica social. Personas con una niñez precaria y amenazadas desde todo punto de vista, tanto por la miseria material como por la miseria afectiva y cultural, terminan por generar un número importante de personas que derivan hacia la delincuencia o actividades de
las más diversas asumiéndola en su sentido más perverso, sustentadas en antivalores y en donde el éxito sólo es posible en la medida que se crea que la moral y los valores son limitantes que hay que desechar
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