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CABUDARE: ¿UNA POBLACIÓN CON IDENTIDAD O IDENTIFICACIÓN CULTURAL EN CONSTRUCCIÓN?

El desarrollo de la modernidad  y con ello todo su impacto económico y demográfico que genera va conquistando espacios donde antes la cultura con tradiciones y costumbres campesinas habían logrado una identidad cultural o al menos una clara identificación cultural.

El proceso de urbanismo que acompaña a esta modernidad trae cambios culturales en los pueblos de tradición campesina ligada fundamentalmente a la producción agrícola y pecuaria. En dichos pueblos se había logrado desarrollar un conjunto de tradiciones, costumbres, saberes, formas de producción, relaciones de producción, expresiones artísticas y creencias que de alguna manera proporcionaban un perfil cultural que permitía distinguir a un pueblo de otro o por lo menos categorizarlos en una línea común con otros pueblos de semejantes  características, se entiende que  los elementos culturales desarrollados configurarían  la identidad cultural de esos espacios humanos y de ser el caso se delinearía una perspectiva cultural que conllevaría sino a una identidad sí a una identificación con otros pueblos, pero que dichas identificación al hacerse propia por ese conglomerado de alguna manera serviría para distinguirlo de otros espacios.

Este proceso del impacto urbanístico en la cultura tradicional de los pueblos es propio de la concentración de las estructuras económicas  capitalistas que de manera desordenada y bajo un criterio de desarrollo desigual de la producción invaden espacios que antes estaban dedicados a las actividades económicas propias del campo. Si bien estas actividades también se encuentran enmarcadas dentro del modo de producción capitalista se debe tener claridad que las mismas producían un modo de vida, un estilo de vida con sus respectivas cosmovisiones las cuales a su vez lograban darle expresión a un conjunto de tradiciones y costumbres, saberes y creencias muy distintas a las localizadas en los espacios propiamente urbanos y caracterizados desde el punto de vista económico por el crecimiento industrial y comercial.

Es posible que este sea el caso  del pueblo de Cabudare, capital del municipio Palavecino del Estado Lara, el cual desde la década de los años ochenta (80) del siglo pasado ha sido sometido a un acelerado crecimiento urbano y poblacional catalogado como el de mayor intensidad en América Latina. Este municipio según cifras encontradas en la página web del Instituto Nacional de Estadísticas, tenia para el año 1981 una población de 59.096 y para el 2011 se proyectó una cifra de 166.087 habitantes, lo cual indica que en tres décadas triplicó su población.

El origen de esta nueva población viene tanto de la ciudad de Barquisimeto, en su gran mayoría, como del centro de Venezuela sobre todo de Caracas, Maracay y Valencia. Esta población llegada al municipio Palavecino es de suponer que  tiene una composición cultural, en cuanto a tradiciones y costumbres, distintas a las ya encontradas en el pueblo receptor, así mismo posee características profesionales y económicas diferenciadas.

El primer problema de naturaleza cultural que encontramos como consecuencia del crecimiento poblacional producto del crecimiento inmobiliario, es que los llamados nuevos habitantes se van a concentrar en áreas geográficas separadas de la población tradicional observándose, sobre todo en la primera década del nuevo poblamiento, la inexistencia de relaciones de todo tipo entre la población tradicional y los nuevos habitantes. La población llegada de otras tierras se concentro en una sola parroquia (en la primera década 1980-1990), a saber la parroquia José Gregorio Bastidas, ubicada en la parte noreste del municipio, igualmente siguió el crecimiento inmobiliario y urbano entre el 1990-2000 con la misma tendencia de separación entre las poblaciones tradicionales y los de nuevo arraigo.

Entre tanto en la población tradicional se fue paulatinamente desarrollando una serie de características que van desde la transición de sus costumbres y tradiciones semicampesinas a una cultura netamente urbana hasta la concentración de los habitantes tradicionales, producto del crecimiento vegetativo,  en barrios y localidades bien diferenciadas de los nuevos poblados. Así, mientras se construían grandes cantidades de urbanizaciones para albergar a familias venidas de Barquisimeto o del centro del país paralelamente iban también construyéndose barrios y urbanizaciones populares donde se ubicarían los pobladores tradicionales como también los venidos de otros municipios , fundamentalmente del municipio Moran, Torres y Jiménez. Estos nuevos habitantes (de los municipios foráneos) venían a engrosar a la población tradicional pero con la característica que tampoco tendrían relaciones económicas, sociales o culturales con los otros nuevos habitantes apostados en las llamadas nuevas urbanizaciones.

Todo ello trajo como consecuencia que la población tradicional, con sus costumbres, tradiciones, creencias y saberes, en poco tiempo fue quedando ubicada en centros urbanos bien localizados y en una especie de marginalidad cultural, se agrava aún más la situación dado que en  los habitantes de la nuevas urbanizaciones no se observa (por lo menos en las primeras dos décadas de este crecimiento inmobiliario) interés alguno por tener algún acercamiento cultural con los pobladores tradicionales, lo cual se tradujo ,por una parte que la identidad cultural o en todo caso la identificación cultural que seguramente tenían los habitantes tradicionales fue disminuyendo su presencia y su importancia pero tampoco los nuevos habitantes (sobre todo de las nuevas urbanizaciones)lograban expresar socialmente sus características culturales. Todo ello contribuyó para que entre la década de los noventas y los primeros años de este siglo se señalara las características generales de la existencia de dos Cabudare, el Cabudare nuevo y el viejo, con una escasa comunicación económica, social o  cultural, dos pueblos viviendo en una misma área geográfica pero sin reconocerse.

Ahora bien, las investigaciones históricas realizadas recientemente sobre Cabudare muestran que esta población se ha venido consolidando a través de distintos poblamientos, es decir, no fue un pueblo fundado de la manera tradicional como se conoce el origen de muchas poblaciones, sino que se fue construyendo, tejiendo su historia en la medida que su quehacer económico iba en crecimiento. De allí que se hable del último y definitivo poblamiento en la segunda década del siglo XIX.

La actividad agrícola del poblado de Cabudare produjo otras oleadas migratorias venidas principalmente de El Tocuyo y de las tierras del municipio Torres, el cual le dio a las tierras de Cabudare su perfil cultural definitivo y eso tiene que ver con el arraigamiento de tradiciones, creencias y saberes tales como el tamunangue, el juego del garrote, velorios de la cruz de mayo, fiesta de los días de reyes, fiesta a San Antonio y muchas otras manifestaciones religiosas y musicales que junto a la actividad agrícola dedicada a la producción de caña de azúcar, aguardiente y papelón configuraron el perfil cultural del Cabudare de las décadas de los años treinta(30), cuarenta(40) y cincuenta(50) del siglo pasado hasta la llegada de la última oleada migratoria que se produce a partir de la década de los años ochenta(80) del siglo pasado y que aún se mantiene.

La breve descripción hecha anteriormente plantea el problema cultural de Cabudare de manera compleja puesto pareciera que se trata de un desarrollo cultural en plena construcción o reconstrucción, se trata de entender cuál ha sido el papel de la distintas oleadas migratorias en la composición del perfil cultural del Cabudareño, se plantea la pregunta de si realmente existe una identidad cultural que distinga a Cabudare de otros pueblos o si realmente lo que existe es un proceso de identificación cultural con otros lugares. También surge la pregunta acerca del impacto del desarrollo inmobiliario (y con él la llegada de miles de habitantes venidos de otras tierras distintas a las larenses) en la cultura cabudareña, como se relacionan esas personas con las tradiciones y costumbres encontradas, como influyen en ellas, como se encuentran, cual es la conducta del cabudareño tradicional ante la llegada de estas migraciones que traen otros modos de vida, otras costumbres. ¿Acaso se desarrolla un proceso de transculturación con la llegada de los nuevos habitantes?, ¿porqué se relegan las tradiciones y costumbres tradicionales? ¿Qué ocurre con la memoria histórica del cabudareño?

Como hemos visto, se trata de estudiar un espacio geohumano que se caracteriza por una complejidad cultural producto del encuentro de distintas personas de distintas costumbres, tradiciones y lugares, hecho que ocurre en otras partes de América Latina donde el crecimiento urbano acelerado da lugar a este tipo de situaciones culturales.

Se trata, entonces, de abordar el estudio del desarrollo cultural no solo de Cabudare sino de otros pueblos de América Latina desde una perspectiva histórica concreta que de cómo resultado la comprensión de los hechos culturales con el mayor acercamiento posible a nuestras realidades.

Prof. Freddy Alberto Pérez.

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